Encontramos nuestro título en un discurso del Presidente Cubano, Miguel Díaz-Canel, en una reunión de países caribeños en Managua en 2019: “Vivir entre ciclones ha condicionado nuestras vidas; ha modificado nuestras geografías y dinamizado nuestras migraciones. Y también nos ha educado en la necesidad de estudiar más los fenómenos que nos acechan y trabajar por revertir sus daños.”
Tomando nuestra iniciativa del trabajo reciente de historiadores, y despiertos a la creciente amenaza del cambio climático, partimos para Caibarién – un puerto en la costa norte de la isla que ha visto mejores días – para investigar los efectos de huracanes a través de los siglos en dar forma a la agroindustria cubana y la concomitante formación social. Escogimos Caibarién porque fue allí que el Huracán Irma, uno de los más poderosos que ha azotado el Caribe, tocó tierra en la madrugada del 9 de septiembre 2017. Investigaciones iniciales trajeron a la luz una variedad de grabaciones del evento en YouTube, y sabíamos que debiera haber más. Pero esto solamente sería nuestro punto de partida. Nuestro objetivo era el gran esquema histórico, y la relación entre los huracanes y otras facetas del clima y la ecología de una región vulnerable cuya economía ha sido atado a los mercados globales. Uno de nosotros ya conocía la localidad, donde los bosques y la autosuficiencia alimentaria se habían cedido a la ganadería, el cultivo de tabaco, y cada vez más durante el siglo XIX la industria azucarera, con sus ferrocarriles y centrales, resultando en el agotamiento de suelos y la polución. Caibarién, una vez un puerto próspero, ofreció una prometedora posición ventajosa para comprobar la tesis de historiadores sobre el avance de las fronteras de mercancías, un proceso que en el siglo XXI ha traído la intrusión de una nueva mercancía en la forma del turismo masivo – lo cual es igualmente a merced de los mercados globales, y que también tiene serios efectos ecológicos.
Trabajando con la Fundación Antonio Nuñez Jiménez, una ONG cubana dedicada al ambientalismo, nos dio la oportunidad de salir de la imaginería icónica de un paradiso caribeño que el comunismo ha atrapado anacrónicamente en el pasado – justamente la imaginería asociada con el turismo masivo cuyo crecimiento desde los 1990 ha contribuido en cierta manera a reemplazar los ingresos exteriores perdidos cuando la industria azucarera colapsó después de la caída del bloque soviético. Nuestra cámara ofrece una perspectiva alternativa sin barnizar, mientras filmamos las calles del pueblo y el campo que rodea, y visitamos uno de los nuevos hoteles en los cayos cercanos.
El documental combina una serie de elementos, incluyendo los beneficios del acceso al archivo de la Cinemateca, especialmente los noticieros que el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) estrenó cada semana desde 1960 a 1990, que brindan vistazos de huracanes y sus secuelas, además de varios aspectos de la agroindustria. La cineasta independiente Giselle García Castro bondadosamente nos dio tomas de dron de Caibarién filmadas para su documental Lista Quinta. Nuestros interlocutores caen en dos grupos. Primero, los historiadores y otros que se reunieron para un simposio acogido por la Fundación en La Habana. Segundo, la gente que conocimos en Caibarién, que tenían mucha conciencia de estar atrapados entre el pasado, que ha dejado problemas como del agotamiento de suelos y la contaminación, y un futuro amenazado por las temperaturas y niveles de mar crecientes combinado con huracanes cada vez más intensos. Nuestro guía en Caibarién es un activista ecológico local, Pedro González. Reinaldo Funes de la Fundación nos lleva a la instalación de ecoturismo de Las Terrazas, cerca de La Habana, y no muy lejos la Finca Marta, un modelo de la agricultura sostenible, manejada por su hermano Fernando Funes.
Los resultados, mostrando una imagen de Cuba muy diferente a la que normalmente se ve desde el extranjero, apoyará el trabajo de la Fundación dentro de Cuba, y la conectará con un público internacional preparado para pensar globalmente y actuar localmente. Con la intención de diseminarlo en forma abierta, Cuba: Vivir entre ciclones se ha realizado bajo los auspicios del proyecto Commodities of Empire en la Escuela de Estudios Avanzados de la Universidad de Londres, con asociados en el Reino Unido, los Estados Unidos, Puerto Rico, España y los Países Bajos, formando una red con impacto potencial sobre el pensamiento público y los políticos a un nivel tanto local como internacional.
Michael Chanan